COCA-COLA ES ASÍ

Realmente para mí hay muy pocas cosas importantes en la vida, de hecho creo que más allá de ser un individuo que tiene una visión bastante particular de la realidad, aquellos valores que para muchos pueden tener una simple trascendencia en el día a día, para mí son simplemente lo mejor.

O sea, mi arquitectura cotidiana puede ser buena, mala, equilibrada, confusa, enquilombada, etc, pero seguro no “ES” sin una Coca-Cola.
Muchas veces escuché que en la historia de un hombre hay cosas que se pueden olvidar y otras que no.

Claro está que un hombre nunca va a olvidar su primer beso, la primera vez que se acostó con alguien, su primer trabajo, su primer auto y su primera casa pero apuesto lo que quieran a que jamás va a recordar la primera vez que probó una Coca- Cola.

Entonces me pregunto, ¿La pluralidad de la humanidad será desagradecida?
Digámoslo así, soy un fiel fanático de la Coca-Cola. Mi vida no es NADA sin una Coca-Cola. Si paso más de un día sin tomarla, somatizo, me da dolor de cabeza, náuseas, no sé… ¡ME DESCONOZCO! Imagínense, soy tan fanático, que hasta me transformé en algo así como en una especie de enólogo de la gaseosa. Si, ya sé, más de uno puede diferenciar la Pepsi de la Coca-Cola, así como a la Coca-Cola envasada de la tirada, de maquina, o de las repugnantes bebidas ligth. Digamos que eso es muy fácil, verdad?

A lo que me refiero, es a ir un paso más adelante. ¿Que me dirían si les cuento que puedo diferenciar, simplemente con degustación, las variantes de una Coca-Cola envasada en vidrio a una de plástico o una lata… Cuack… ¡CREANME! Es más, para un fanático como yo… eso, eso es muy simple.

Desayuno Coca-Cola, almuerzo con Coca-Cola, ceno con Coca-Cola y no hay nada mejor que escuchar música con mi mp3 mientras camino con una coquita de vidrio por la calle. Me encanta ir a un bar o a un pub y pedir mi clásico: “Coca-Cola bien helada con una rodaja de limón y mucho hielo”. Sencillamente macro.

Después de todo COCA-COLA ES ASÍ.