viernes, 23 de febrero de 2007

No te metas con mis pornos

Hay amistades que son únicas, y éstas, algunas veces, no se afianzan tanto por la calidad que uno pueda apreciar de un individuo sobre otro sino por los recuerdos de ciertas acciones o anécdotas.

Mi amigo Esteban es uno de esos tipos que se ganó el cielo apenas nació. No solo es buen tipo, aparte es tranquilo, educado, caballero, responsable y, sobretodo, siempre dispuesto a dar una mano a cualquiera que la necesite.

Por esas cosas de la vida no nos vemos muy seguido, pero hace poco tomamos algo en un bar. Cuando le pregunté cómo iban sus cosas me dijo que se había separado. Hasta donde yo sabía él trabajaba en el departamento de soporte de comunicación para el gobierno, tenía una esposa norteamericana y dos hijos, una nena de 4 años y un varón de 3 años. Cuestión que cuando me dijo que se había separado me quedé sorprendido.


Me dijo que la cosa no daba para más, que la mujer lo volvía loco, que era una maquina de gastar con la tarjeta de crédito y que no podían parar de discutir y tirarse cosas. Le pregunté cómo había terminado todo, dijo que un día se levantó, agarró la caja roja y se fue de la casa. Volví a preguntar más que intrigado: ¿Qué caja roja? Me miró, se rió y dijo “la caja de las pornos, boludo”.


Seguramente para muchos un tema caliente, incluso en estos tiempos la pornografía sigue siendo un tema a tomar con pinazas. Para quien no entiende del asunto posiblemente no solo sea un prejuicioso más. O sea, el típico que opina y destruye sin conocimiento alguno que tan interesante puede ser este tema como elemento de culto.
Dejando de lado que es un increíble negocio comercial, la pornografía puede sumergirnos en un mundo realmente increíble, en lo terrenal del sexo. Y esto está más allá de una penetración, un grito, etc.
No sé si coinciden pero la pregunta del millón seria: ¿Por qué los amantes de la pornografía son discriminados? En algún aspecto creo tener la respuesta.
Quizás la pornografía es una de las pocas cosas en el mundo que dan sinceridad sexual a un sistema prejuicioso. Algo así como un placer que está más allá de lo físico y de la normalidad establecida. No por el hecho de mirar, a una o a varias personas coger sino porque uno puede sumergirse en su placer sexual sin ser cuestionado por nadie. Esto de la aprobación de algo íntimo y personal aprobado o no aprobado por terceros. Disfrutar del porno y sus variedades no solo da excitación por el hecho de poder ratonearse, calentarse o masturbarse, sino que da pie a la imaginación y esto es así desde los inicios de la historia del porno. De ahí en adelante uno con su mente puede explorar cosas inimaginables, y de ahí que sean aceptadas o no por un sistema reprimido eso no quiere decir que no tengan que existir.
Particularmente pienso que el porno realmente ocupa un aspecto muy importante en mi vida. Tan así es, que dentro de un tiempo junto a mi gran amigo Esteban vamos a encarar un emprendimiento notable, lo que se llama en la jerga “Ediciones Porno”, filmaciones más casting copiados en tiempo real. Para que sea más claro de entender, se pone un aviso buscando determinado perfil, la persona es entrevistada, cuenta sus fantasías y después se la filma concretándole esa fantasía. Esto en el mundo del porno está catalogado como “Pornografía Amateurs”.
Por otro lado mi amigo Esteban tiene un sitio muy importante que recomiendo:
www.bestamateurs.org Allí pueden ver qué hace la gente que ama la pornografía, de hecho la aman tanto que ellos mismos participan de sus propias películas. En el caso que dentro de esa página ustedes vean a algún amigo, conocido o familiar les pido no lo señalen con el dedo, solo trata de disfrutar de algo que no todos están capacitados para entender.

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