domingo, 4 de marzo de 2007

Dualphonic ´s dinner

Después de algunos meses de no vernos me contacté con los chicos para ver qué onda… En verdad ya se extrañaba cierta complicidad artística, aunque por estos tiempos algo pasiva. Así que decidimos romper el hielo e ir a comer a algún lugar.
Después de idas y vuelta con las chicas de la banda, caímos en un bodegón de las cañitas. Pintó parrilla, ensalada, algunos vino, otros cerveza, tragos y yo como siempre con mi consagrada Coca-Cola.

Fue loco verlos a todos, en verdad más allá de que algunos nos juntamos para fin de año, la banda no se veía completa hace casi un año y medio. En fin las cosas mucho no cambiaron, o sea sigo pensando que somos un grupo de colgados. Y ya pasando la barrera de los treinta como en el caso Sil, Ale y yo, algunas cosas empiezan a hacer ruido.

Saltan esas preguntas internas que uno se hace onda ¿qué vinimos a buscar a esta cena? ¿Pasarla bien? ¿Ver como estamos todos o encontrar entre nosotros nuevamente el espíritu de una banda de rock y decir que seguimos siendo unos “pendejos modernos”?

Creo que fue encantador verlos, Gwen con sus super tetas, Meli siempre una copada, Maria con ese ángel encantador, Silvio y Ale, qué puedo decir, hace tanto que los conozco, son dos tipos bárbaros, siempre dije que soy un privilegiado por haber compartido escenario junto a ellos.
Realmente traté de disfrutar a pleno el hecho de poder reencontrarlos a todos. Supongo que debe ser la misma sensación que cuando se va a comer con una ex novia y ver todo lo que paso durante toda su ausencia. O sea, sensaciones raras y mezcladas…

Cuando todos terminan de hacer un resumen de los que les paso en este último año y medio, Meli dijo “Che! ¿Cuando tocamos?” Y otro siguió “si ¿cuando tocamos? De alguna forma todos esperaban mi respuesta, como si para la historia del rock mi opinión tuviese relevancia o trascendencia. Solo me atreví a decirles que dependía de ellos y sus ganas. Ahí saltó Ale y dijo, fiel a su estilo práctico, “bueno, creo que lo estamos diciendo… OK dije yo, entonces juntémonos a tocar.

Cuando todo terminó volví a mi casa y antes de dormirme pensé, que mas allá de que a uno le cueste por no ser mas un pendejo por tener otras prioridades, aunque pierda plata y que gaste energía en todos esos ensayos y todas esas cosas que involucran armar una banda para salir a tocar, siempre me llevo la agradable sensación de ser parte de ese pequeño lugar al que algunos pocos conocen, “Dualphonic”.

2 comentarios:

Gustavo Pereyra dijo...

Hace 15' que intento escribir algo decente, pero las imágenes de los recitales en le Borges, de aquel bar en Caballito me nublan la imaginación.
Qué lindo encontrar este blog.

Aoba Shigeru dijo...

I ♥ Dualphonic...

Sin duda alguna reencontrarse con gente que uno no ve hace mucho es raro muchas veces, más cuando hay tantas experiencias compartidas de por medio.

En fin, aun hay varios hardcore fans que quieren un Dualphonic 2007 ^^.